Luego de 21 años de ser un feudo de los Chávez, la Muy Noble y Muy Leal, sentiría un gran alivio en tener a cargo de su institución ejecutiva más importante a un demócrata, sin contar la cantidad de armas para la opresión y control que tiene la tiranía desde la gobernación y que les serían arrebatadas.
Pero éstas líneas no tratan sobre el tablero regional, más bien es sobre el gran juego nacional que hoy descansa sobre esta elección, la dictadura lo sabe bien y es por eso que hoy hay 11 ministros turnándose en Barinas con todo el poder del Estado Nacional, intentando convencer o compeler a sus seguidores, la gran pregunta es: ¿Acaso nosotros estamos conscientes de lo transcendental de esta elección?
Desde un comienzo, los felones que hoy dirigen la nación, han intentado bombardear la vía electoral, fue mucho el esfuerzo para convencer a un importante sector de la población que ellos (el chavismo) no podían saber por quién votaba cada uno, era el gran temor de quienes no querían perder su empleo, casa de interés social, o simplemente no querían entrar en la mira del opresor.
No obstante, no se detuvieron ahí, han sido muchísimas las veces en las que han minimizado victorias opositoras gracias a sentencias judiciales, inhabilitaciones y demás desgracias del bestiario chavista, lo que ha conseguido finalmente lo esperado por ellos, la desmovilización electoral opositora, su desesperanza y desinterés en participar en elecciones que en condiciones normales ya los habrían alejado del poder.
La situación de Barinas, sin embargo, los encontró con la guardia baja, ellos cuentan para ganar elecciones elementos que van repitiendo evento tras evento: a) miembros de mesa y coordinadores de centros comprometidos con el PSUV; b) Plan República que usan como alfil al momento de ejercer la fuerza sobre un cierre tardío de las mesas o para intimidar la presencia opositora; c) Retardo en los corredores electorales opositores, donde se daña inexplicablemente una máquina que retrasa la votación y busca que la gente se vaya a sus casas; d) candidatos que engatusados por el chavismo (consciente o inconscientemente) restan votos a la oposición; e) un grupo de dobles (o triples) cedulados, que previo estudio de ausentes históricos y en coordinación con algunos miembros a, votan más veces de lo permitido; y por último pero no menos importante, f) cuentan con la ausencia de testigos de la oposición sobre todo en lugares muy lejanos, en los cuales al estar ellos solos, el chavismo gana con el 100% y 0% de abstención.
Esto, aunque catastrófico y de apariencia inexpugnable, lo que nos dice es que la sumatoria de todas esas fechorías tiene un techo, un máximo de posibilidades de votos que pueden inflarle al candidato de la dictadura y que haciendo las cosas bien se puede reducir a su mínima expresión.
En diciembre de este año, aunque la participación fue baja para ambas tendencias, lo cierto es que Freddy Superlano y su equipo electoral hicieron un tremendo trabajo con los testigos de mesa, lo que le puso una camisa de fuerza al chavismo, que además no pudo contrarrestar con su fuerza de arrastre, el mayoritario apoyo por la opción de la Mesa de la Unidad.
El bulo que han hecho correr tanto en las redes sociales como offline es que las gobernaciones obtenidas, se las han dejado ganar a la oposición, discurso que se cae en la gobernación barinesa donde desaparecieron actas y le pagaron a un innombrable para interponer una aberración jurídica ante el TSJ, nada más lejos de Regalar una elección.
Derrotar a la dictadura nuevamente el 9 de enero podría significar comenzar a hacer que la gente vuelva a creer en que con su voto puede cambiar algo, y a eso le tiene terror el chavismo, es por eso que sus esfuerzos se han redoblado para que esto no suceda.
Pero de este lado no hay mochos, la oposición ahora bajo la batuta de Sergio Garrido, se ha desplegado a lo ancho y largo del estado no solo reactivando los votos obtenidos, sino sumándoles a muchos que no fueron a votar y que ahora ven una oportunidad de propinar una derrota a la dictadura, sin embargo, desde ya se debería estar haciendo un plan nacional de movilización de voluntarios para reforzar los testigos de mesa de Barinas al Cantón y de Barinas a Arismendi, además de motivar a todo el que se quedó en su casa para que haga el mínimo de los esfuerzos yendo a votar por Sergio Garrido y si quiere hacer un poco más que se quede en los centros de votación en vigilancia activa.
Por alguna razón Dios ha querido que sea en Barinas donde se comience a escribir el final de esta pesadilla, pero depende de cada uno de nosotros que se vierta la tinta sobre el papel en esta historia.